julio 31, 2008

Apel.les Carod vuelve a tener un cargo en el departamento que dirige su hermano

Apel·les Carod-Rovira, hermano del consejero de la Vicepresidencia, Josep Lluís Carod-Rovira, vuelve desde este martes a tener un cargo en el departamento dirigido por este último, al ser nombrado delegado de la Generalitat en Francia. En el primer gobierno tripartito ya dispuso de otro cargo. El Gobierno catalán ha aprobado en su reunión de hoy el nombramento del abogado Apel·les Carod-Rovira, de 50 años y nacido en Cambrils (Tarragona), como delegado de la Generalitat en Francia, un cargo que estaba vacante desde que el 27 de febrero del 2007 fue cesada Montserrat Casals.

El nombre del hermano del ex presidente de ERC Josep Lluís Carod-Rovira como sustituto de Casals ya sonaba con insistencia desde hace semanas en la secretaría de Asuntos Exteriores de la Generalitat, y después del nombramiento del delegado de la Generalitat en Londres, Xavier Solano, la designación de su homólogo en París figuraba como una de las prioridades. Antes fue director general de Asuntos Interdepartamentales, también bajo el mando del ex presidente de ERC.


En la anterior legislatura, el primer Gobierno tripartito nombró a Apel·les Carod-Rovira como director general de Asuntos Interdepartamentales, un área que estaba inscrita en el departamento del que era titular su hermano Josep Lluís como primer consejero. Posteriormente, el cargo de Apel·les Carod fue elevado de rango (secretario de Coordinación Interdepartamental), aunque el departamento ya no estaba dirigido por su hermano, sino por su sustituto, Josep Bargalló.

La presencia de un hermano de un consejero ocupando un cargo dentro del mismo departamento no es un hecho aislado en la historia de los dos Gobiernos tripartitos, ni tampoco está limitado al caso del actual titular de la Vicepresidencia, Josep Lluís Carod-Rovira. Manel Nadal, secretario general de Movilidad en el Departamento de Política Territorial y Obras Públicas, dispone de cargo en la cartera de la que es titular su hermano, Joaquim Nadal, desde el primer Gobierno presidido por Pasqual Maragall y hasta ahora.

Este mismo ex presidente de la Generalitat designó a su hermano, Ernest Maragall, como secretario del Gobierno catalán durante su mandato, si bien actualmente es el consejero de Educación en un Gobierno del que no forma parte su hermano.

» Artículo publicado en El País
» ABC: Carod-Rovira enchufa a su hermano Apel.les

julio 30, 2008

Vuelve a casa, vuelveee, por caridad

Cuando lo oí por la radio era muy temprano, me estaba afeitando, y creí haberme equivocado de emisora. Pensé que se trataba de un programa humorístico. Tardé en comprender que no era otra de esas burlas cansinas con las que llenan el tiempo muerto los medios de persuasión, sino que la frase era verdadera y había sido pronunciada por el jefe de los socialistas catalanes, por el más grande socialista de todo Cataluña, para entendernos. Más tarde volví a oírla y esa vez me fijé más en la segunda frase. De momento, sin embargo, estaba yo dándole vueltas a la primera.


La primera frase era "Te queremos mucho José Luis". Una frase cariñosa y seductora, una frase doméstica y con suave aroma a tía solterona. Ahora bien, dicha por el más grande socialista que han logrado producir los catalanes y dirigida al socialista absoluto, al presidente de todos los socialistas españoles, me pareció algo soberbio y augusto. Jamás, durante mi triste juventud izquierdista, había yo oído nada semejante en un camarada. Es más, frases similares eran tenidas por sentimentalismo pequeño burgués, algo más bien del Opus Dei o de los sindicalistas verticales. Ahora por fin el amor entraba en el discurso socialista. Aquel lugar severo, de una racionalidad rigurosa, desnudo de emociones y entregado al análisis de las condiciones objetivas, se ha humanizado. Los socialistas ya no son individuos que consideran la política como una ciencia, ahora son un grupo de parientes, de creyentes, de romeros, atados por relaciones amorosas. ¡Qué inmenso alivio!

Pero aún me quedaba lo mejor. La segunda frase era algo que yo no creí poder escuchar jamás en boca de un hombre de izquierdas: "¡Pero amamos más a Cataluña!" Debo confesar que rompí a llorar. Tantos años oyendo ese tipo de frases en boca de los caudillos españoles, africanos y latinoamericanos, ¡y ahora por fin la oía en boca de un socialista más o menos europeo! Ya nunca nadie podrá acusar a la izquierda de combatir más por la lucha de clases que por la nación. ¡La izquierda ya es como los de aquí de toda la vida!

Félix de Azúa

» Artículo publicado en El Periódico, recogido de El Boomeran(g)

julio 28, 2008

¿Ya has firmado?



Clip con imágenes de los actos realizados por Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía durante el mes de julio de 2008 para recoger firmas de apoyo al Manifiesto por la Lengua Común

julio 11, 2008

Ciudadanía y lengua común

Como el mío va a ser uno de los pocos artículos que se publiquen en este periódico [El País] a favor del Manifiesto por la Lengua Común, permítanme que empiece con algo de melancolía. El documento en cuestión derrocha miramientos y renuncia a cualquier denuncia o acusación: no contiene críticas contra el Gobierno, ni contra la oposición, ni contra ninguna de las Administraciones autonómicas. Como el poeta, está a punto de perder su vida por delicadeza. Tampoco incurre en un alarmismo exagerado (se limita a señalar lo que es una preocupación generalizada en nuestra sociedad, como demuestran las firmas obtenidas de personalidades ilustres de las letras, las ciencias, el arte, el comercio o el deporte, muchas de las cuales no han firmado ningún manifiesto en su vida), y se centra en recomendar medidas preventivas antes de que lo peor sea además irremediable.


Ni que decir tiene que reconoce todas las lenguas oficiales como igualmente españolas (lo que sin duda puede haber molestado a algunos) y formando parte del patrimonio cultural y social que compartimos, merecedoras de estímulo y salvaguardia. En el Manifiesto no sólo se defiende el derecho de quien lo desee a ser educado en castellano, sino también el derecho semejante a ser educado en catalán en Cataluña, en euskera en el País Vasco, en gallego en Galicia, etc. Éste es el Manifiesto que ha sido denunciado como xenófobo, imperialista, contrario al pluralismo cultural y hasta partidario del exterminio de los hablantes de lenguas minoritarias. Un político catalán lo calificó como "un insulto a la inteligencia": bueno, entonces usted no tiene por qué considerarse ofendido, buen hombre. Y lo mismo vale para los demás. Por decirlo churchilianamente: nunca quien no agredió a nadie fue agredido por tantos.

Es curioso: a los que hemos luchado durante bastantes años a favor de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, las tergiversaciones polémicas que se utilizan contra el Manifiesto nos recuerdan irresistiblemente las que oímos tantas veces contra esa necesaria materia académica. Destinos paralelos: en un caso, se ofendió involuntariamente las prerrogativas que considera intocables la Iglesia católica, y en el otro, las que se atribuye la jerarquía nacionalista, dos poderes fácticos de fundamentación mitológica que consideran persecución totalitaria cualquier merma de sus privilegios autoconcedidos. Interesante semejanza, que merece ser examinada más despacio.

Primera similitud: para criticar con mayor comodidad, se inventan el contenido de la asignatura y el contenido del Manifiesto. Según unos manipuladores, la Educación para la Ciudadanía se dedica a hacer proselitismo homosexual y a recomendar que nadie se case si no es con persona de su mismo sexo. Como no faltan manuales delirantes propuestos para la materia, otros se dedican a entresacar proclamas a favor de Fidel, Chávez y la abolición inmediata del capitalismo. Intentar que se recuerde en sus justos términos el temario oficial es tiempo perdido. De modo semejante, algunos decretan que el Manifiesto sale en defensa de la lengua castellana, empeño risible porque nuestro idioma goza de excelente salud, es hablado por 400 millones de personas y de nada hay que protegerlo. Según otros -pertenecientes a la lunatic fringe de varias autonomías bilingües-, el Manifiesto persigue abolir nuestro pluralismo lingüístico y cultural, exterminar al diferente, etc. Rogar que se lea el Manifiesto para comprobar que lo que se trata de defender son los derechos de los castellanohablantes sin mermar el bilingüismo o que estamos tan convencidos de la pujanza universal del castellano que por eso nos parece crucial reforzarlo como lengua común de España es tarea ociosa: la caricatura resulta polémicamente más rentable.

Segunda similitud: tanto la asignatura como el Manifiesto son inútiles, superfluos y refuerzan al poder establecido. Unos nos dicen que todo el mundo sale ciudadano de la escuela por la convivencia con los demás y sobre todo por la enseñanza de los padres. ¿Para qué adoctrinarles con teorías políticamente correctas que les hagan dóciles al relativismo moral dominante? Los otros aseguran con total convicción que no existe problema lingüístico en ninguna parte, salvo en la imaginación de la extrema derecha. No es verdad que haya comunidades donde no se pueda escolarizar a los niños con plena naturalidad en castellano, ni es cierto que en ellas los impresos oficiales sólo se faciliten en la lengua autonómica, ni es verdad que la señalización de vías públicas tampoco sea bilingüe, ni que el conocimiento de la lengua co-oficial tenga un valor desmesurado en concursos y oposiciones, etc. Esas denuncias son invenciones en la mayoría de los casos, o simples anécdotas irrelevantes cuando resultan probadas. Los que de veras sufren son quienes intentan manejar una lengua distinta del castellano: ¿hay algo más difícil y peor visto que hablar catalán en Cataluña, euskera en el País Vasco o gallego en Galicia? Todo son problemas y cortapisas para los héroes que a tanto se atreven... El Manifiesto es una apología de la represión y de la prepotencia vigente, puaf.

Tercera similitud: ¡vuelve el franquismo! Educación para la Ciudadanía es un revival de la Formación del Espíritu Nacional (que nada tiene que ver con las sanas lecciones de identidad que se dan en las autonomías nacionalistas), así como el Manifiesto defiende la lengua del Imperio, según enseñó Girón de Velasco. ¿Cómo no nos habremos dado cuenta antes? Bien claro está; el último canalla que se preocupó por la unidad de España fue Franco, y sólo a él podía ocurrírsele adoctrinar en valores políticos comunes. Menos mal que aún quedan vigías para dar la voz de alarma y señalar que por allí resopla el fascismo. Debemos estarles eternamente agradecidos... y obedecerles sin rechistar.

En fin, dejémoslo estar. Los defensores de la inmersión lingüística ven en ella la única forma de evitar guetos y de garantizar la convivencia cultural. Si nosotros fuésemos nacionalistas españoles, aceptaríamos el razonamiento pero aplicado a toda España: inmersión lingüística general en castellano para la educación pública, a fin de evitar que Cataluña, Euskadi, Galicia o Baleares se conviertan en guetos dentro del país. Es la doctrina vigente en Francia, que no es el peor Estado europeo ni en cultura ni en democracia. Sin embargo, no es eso lo que reivindicamos. El Manifiesto no pide inmersión en castellano de los que tienen otras lenguas maternas, sino que no se imponga otra lengua a los que prefieren el castellano. En general, la lengua común no requiere en las comunidades bilingües trato privilegiado, sólo que no se la persiga ni obstaculice como hoy se hace. Con eso basta.

Por lo demás, admito que se nos discuta, pero no acepto que se nos descalifique con infundios sectarios como han hecho reciente y reiteradamente el Partido Socialista y el Gobierno. La decencia política no se funda en el optimismo, como cree Zapatero, sino en la veracidad. Decidido: en cuanto nos repongamos de este Manifiesto, hay que preparar otro contra el uso impune de la mentira por los políticos.

Fernando Savater

» Artículo publicado en El País

julio 10, 2008

¡Socorro!

El pasado 23 de junio, Fernando Savater presentaba en buena compañía un Manifiesto por la lengua común. El título no ha sido citado en ninguno de los 800 artículos del Tambor del Bruc mediático que de inmediato se publicaron en la prensa catalana, la cual, naturalmente, tampoco reprodujo el texto. El título no era del gusto de los nacionalistas, de modo que pasaron a llamarlo "Manifiesto en favor del castellano", frase que no figura en ningún lugar ni forma parte del contenido, ya que el castellano no necesita de ningún favor, pero ¿qué más da? ¿Vamos a detenernos a pensar un poco, antes de cargar el trabuco y disparar a bulto cuando la Patria está en peligro? Todos los artículos venían a decir lo mismo, pero con algunos matices notables.


Los más delirantes no eran los viejos amigos del Avui o del Punt Diari, sino los desconocidos del ilegible diario Público, órgano del presidente del Gobierno central, o sea, del Estado. Titulaban a seis columnas: "El nacionalismo español hace de nuevo política con las lenguas". Los nacionalistas con mala conciencia siempre quieren que todo el mundo sea nacionalista para así quedarse más aliviados y compartir la culpa. Cree el ladrón... Para su desdicha, incluían en la doble página las estadísticas de la Generalitat sobre los usos del catalán y en ellas se afirma que más de la mitad de los catalanes prefiere como primera lengua el castellano. La humilde petición de que aquellos que lo deseen puedan usar su lengua materna en la educación, la Administración pública y la vida cotidiana sin que les caigan multazos o broncas, es "nacionalismo español" para los orgánicos de Zapatero. Tome nota.

Como movido por un resorte, el partido de los socialistas catalanes declaró pomposamente que el manifiesto era "innecesario". No aclaró su portavoz, Miquel Iceta, qué es lo que le parece necesario al PSC. Pocos días antes, la oposición en pleno le había preguntado por 5.000 millones de pesetas que se han esfumado persiguiendo a una almeja brillante. Tampoco entonces Iceta había considerado necesaria la pregunta. Lo que para el PSC sea necesario, es un arcano insondable. Los socialistas catalanes van aproximándose cada vez más a un modelo adorable, el de la corte de Catalina la Grande.

Ninguno de los 800 artículos antes mencionados hablaba del contenido del manifiesto, el cual se puede resumir del siguiente modo: si cualquier ciudadano catalán, como el actual presidente de la Generalitat, puede educar a sus hijos en alemán, en francés, en italiano o en inglés, ¿hay alguna razón para que no pueda educarlo en español? Y de haberla, ¿cuál es? La mentira oficial es que no hay problema para escolarizarse en español; la realidad es que ni hablar del peluquín. Intente indagarlo. Chocará contra un muro de cemento. Se sentirá como alguien que quiera darse de baja de Telefónica. Acabará en el psiquiátrico.

Como, según el Tambor del Bruc mediático, el asunto del manifiesto no era el que acabo de exponer, los artículos se veían obligados a hablar de temas muy inspirados: la "supremacía del castellano", la "lengua del imperio", el "ataque contra el catalán...". Todo mentira, ¿pero de cuándo acá un nacionalista va a respetar la verdad? La verdad es, sencillamente, aquello que los nacionalistas decretan que es verdad. Y sólo es verdad lo que es bueno para Cataluña, siendo ese ente lo que en cada momento les conviene. Y punto, añade Catalina la Grande.

Había algo, sin embargo, más significativo si cabe. La mayoría de los artículos procedían al insulto, práctica española donde las haya cuando flaquean los argumentos: franquistas, fachas, españolistas ("de mierda"), imperialistas. Un Jordi Sánchez nos llamaba a los firmantes "miserables" en este mismo periódico porque nos negábamos a pagar su hipoteca. Algunos artículos eran deliciosos, como el de un profesor de la Universidad de Girona que exponía el punto de vista guipuzcoano: lo que hay que exigir, venía a decir, es que todos los españoles aprendan catalán. Un hombre generalmente moderado, Antoni Puigverd, aseguraba que el manifiesto rompía los últimos puentes entre Cataluña y España. Volveré sobre ello. No obstante, estos intelectuales olvidaban un detalle de cierta relevancia: todos sus artículos estaban escritos y publicados en español.

Los nacionalistas consideran indudable su derecho a escribir y publicar en la lengua que (dicen) está destruyendo al catalán. Creen tener derecho a suprimir de sus vidas el catalán y pasarse al español cuando les parezca oportuno, con el fin de insultar (y cobrar por ello) a unos ciudadanos que jamás han atacado el catalán ni perderán un minuto de sus vidas en semejante tontería. Así que estos pensadores nacionales pueden eliminar el catalán y hacer uso de la lengua asesina del catalán cuando les viene en gana y pueden poner en peligro la supervivencia de la lengua que dicen proteger, pero que unos ciudadanos pidan educar a sus hijos en la lengua que estos nacionalistas utilizan cuando les conviene, eso es fascismo, franquismo, imperialismo, y no es pederastia porque Dios no lo quiere. Si alguien entiende la ética de los nacionalistas, por favor, que escriba una tesis doctoral.

La traca final ha sido de lo más levantina. Animado por tan honradas huestes, el anciano Jordi Pujol ha cogido el alfanje. "[Pujol] llama a combatir 'sin miedo' la falta de respeto a Cataluña", según titulaba el diario de la burguesía catalana el 2 de julio. Lo de "sin miedo", entrecomillado por la redacción, pone los pelos de punta. El texto del patriarca es: "Combatir con decisión y confianza, sin miedo, y sin respeto para quien no nos respeta". A Pujol le animó mucho lo de las caricaturas de Mahoma: qué demonios, hay que hacerse respetar. A partir de su llamamiento a la guerra santa y conociendo de primera mano (y puño) a los cejijuntos y democráticos grupos de falangistas catalanes que suelen actuar en estos casos, los firmantes andamos escondiéndonos en las masías de recreo de algunos consellers y diputats solidarios. Sobre todo desde que Montilla ha decidido que incitamos a la "catalanofobia". No sus socios separatistas, no las juventudes de la "puta España", no Carod y Rubianes, no: el odio a Cataluña lo inducimos nosotros. Muy honesto.

Amigo Puigvert, si te lo permiten tus principios, deja abierto algún puente para que cuando lleguen los hijos de Bin Laden a quemarnos (vivos o en efigie), los cuatro gatos que aún nos tomamos en serio a este país podamos salir arreando hacia lugares más democráticos, menos violentos, más civilizados.

Félix de Azúa

» Artículo publicado en El País

julio 09, 2008

Crónica de una encerrona


Recientemente ha recorrido toda Cataluña una exposición titulada "Un mar de llengües - Parlar a la Mediterrània", llena de buenas intenciones, como (según la propaganda):

- Apropar els visitants a les societats i cultures de la Mediterrània des de la llengua.
- Promoure el coneixement i la defensa de la diversitat lingüística general i mediterrània en particular.
- Aportar una visió de la Mediterrània com a espai de contacte, intercanvi i enriquiment lingüístic i cultural.
- Etc, etc ...

Lo primero que nos sorprendió al visitar la muestra fue que, a pesar de encontrarnos en un país que tiene dos leguas oficiales , al castellano, que es la legua materna de más del 50% de los ciudadanos de Cataluña, y el catalán, no había ninguna referencia al castellano que no fuera anecdótica.

La lengua vehicular de la exposición era únicamente el catalán y se hacía referencia a la relación de esta lengua con el francés, el serbocroata, el turco, el árabe, el occitano, el italiano , el griego, etc... pero el castellano no aparecía para nada, salvo al hablar de los lenguajes de los signos. Se ofrecían datos extravagantes como que el castellano o español es únicamente hablado por 31.000.000 de personas en España, o unos mapas absolutamente fantasiosos donde se nos informaba, por ejemplo, que en Burdeos no se habla el francés sino el occitano. En fin, allí había bastante más delirio que ciencia.

La guinda fue una conferencia que pronunció un lingüista madrileño, Juan Carlos Moreno con el título "El nacionalismo lingüístico, una ideología destructiva", que es al que hace referencia este reportaje.

Allí fuimos un grupo de militantes de C's, entre los que se contaba el diputado Antonio Robles, y tuvimos ocasión de hablar claro y alto, poniendo en evidencia el montaje nacionalista de una exposición pretendidamente didáctica y de homenaje a la convivencia de las lenguas y que en realidad no era sino una nueva patraña nacionalista perpetrada con el dinero de los sufridos contribuyentes catalanes y un ataque indisimulado a la lengua castellana.

Los nacionalistas, con el PSC y Montilla al frente siempre están quejándose de la falta de financiación, pero con el dinero de que disponen se cuidan muy bien de subvencionar actos como este que son un insulto a la inteligencia y unos buenos ingresos para sus correligionarios.

» Ver artículos publicados en este blog sobre la exposición 'Un mar de llengües'

julio 07, 2008

Conferencia de Manuel Jiménez de Parga: 'El presidencialismo encubierto'



El expresidente del Tribunal Constitucional D. Manuel Jiménez de Parga pronunció el miércoles 02/07/2004 una conferencia sobre el tema 'El presidencialismo encubierto' en el Colegio de Abogados de Barcelona.

Al evento acudieron varios militantes de C's.

julio 04, 2008

Camiseta roja en el Parlament de Catalunya



Albert Rivera mostró ante el pleno del Parlament del 02-07-2008 una camiseta de la selección española en la que estaban impresos los nombres de los jugadores catalanes que jugaron con el equipo que el el domingo ganó la Eurocopa de fútbol.

Al M.H. Montilla no le hizo gracia.

julio 03, 2008

Una cacicada tercermundista

Hay un error entre los comentaristas del Manifiesto por la Lengua Común que pertenecen al área de los nacionalismos periféricos. No es un manifiesto "en defensa del castellano", sino en defensa de los derechos individuales que garantiza la Constitución y que los gobiernos vasco y catalán no defienden.

Los nacionalistas desearían que el manifiesto perteneciera a la estirpe de la queja, del agravio comparativo y de la envidia, pero no es así. El castellano no tiene problema alguno de subsistencia. Por eso es inadmisible que otros idiomas de salud más delicada quieran imponerse por vía legislativa ante aquellos que prefieren o eligen la lengua más robusta, sea por razones íntimas como por razones objetivas, en las zonas bilingües.


Los españoles tienen derecho a elegir en qué lengua desean ser educados. Para unos será una cuestión familiar, pero para otros muchos puede ser una opción práctica, como quien elige el inglés en lugar del croata. Que las clases dirigentes catalana y vasca quieran imponer una lengua del poder local a los súbditos de su región es una cacicada tercermundista. De eso va el manifiesto.

Félix de Azúa (en el suplemento El Cultural del diario El Mundo)

» Ciudadanos se adhiere totalmente al Manifiesto por la lengua común
» Formulario para adherirse al manifiesto, en la web de C's

julio 02, 2008

No enseñéis a vuestros hijos castellano...


» Viñeta de El Roto publicada en El País

julio 01, 2008

El tripartito relaja la prohibición de blindar a sus altos cargos

· El personal de confianza que sea despedido cobrará hasta un año de sueldo.
· La nuevas medidas pueden beneficiar hasta a 350 personas, según la oposición.
· Presidencia rechaza hablar de "blindaje" y defiende medidas para atraer talentos.

El Gobierno catalán no puede firmar contratos blindados, es decir, acordar indemnizaciones millonarias, superiores a lo que establece la legislación, en caso de despido o rescisión de la relación laboral. El primer tripartito, presidido por Pasqual Maragall, fijó por decreto las cuantías que percibir por parte de los altos cargos que abandonasen la Administración catalana. Unas cláusulas extremadamente rígidas para que no se repitieran escándalos como los originados por la cúpula de Ferrocarrils de la Generalitat, en época de Convergència i Unió (CiU), que ha acabado en los tribunales por cobrar despidos millonarios.


El pasado viernes, el actual Ejecutivo de José Montilla relajó estas condiciones e incrementó las indemnizaciones por despido o rescisión de contrato -podrán percibir el sueldo de un año- al personal de alta dirección de las empresas y organismos públicos de la Generalitat. El tripartito ha duplicado las cantidades que percibirán estos ejecutivos en caso de despido y amplía de tres a seis meses el periodo que tendrá la Administración para avisarles de la finalización del contrato.

Flexibilizar estos requisitos supone, en la práctica, un blindaje encubierto, pues deja a cada departamento las manos libres para incluir en estos supuestos al personal que considere oportuno. Según la oposición nacionalista, más de 300 personas.

El decreto de Maragall establecía que la compensación económica por despido o finalización de contrato no podía superar el salario de seis meses. Ahora, el tripartito de Montilla lo ha elevado a un año, es decir, el doble. Lo argumenta por "razones de interés público", sin más.

Asimismo, la Administración debía advertir al afectado con tres meses de anticipación de la derogación del contrato. Un plazo razonable, pues la mayoría de los ejecutivos o cargos de alta dirección cesan cuando toma posesión un nuevo gobierno. Y desde la convocatoria de unas elecciones hasta la toma de posesión pasan aproximadamente tres meses.

Montilla ha decidido aumentar este periodo a seis meses, lo que raramente se podrá cumplir. Se tratará entonces de un despido improcedente a no ser que el nuevo consejero que acceda al Gobierno opte por quedarse con el alto directivo hasta la finalización de su contrato. En cualquier caso, se trata de un blindaje de hasta un año de sueldo y de seis meses de contrato.

Fuentes de la oposición parlamentaria comentaron la coincidencia en el tiempo entre la aprobación del decreto y la renovación de la casi totalidad de los cargos en TV-3 y Cataluña Ràdio. Por su parte, en Gobernación señalaron que la propuesta de modificación de esta norma partió directamente de Presidencia de la Generalitat. Fuentes del Gobierno catalán justificaron este cambio de normativa por la dificultad de la Administración de contratar personal cualificado debido a los bajos salarios que ofrece ésta comparados con la empresa privada, e incrementar la cuantía de las indemnizaciones supone un incentivo para atraer a estos profesionales. En ningún caso, añadieron, se trata de un contrato blindado.

CiU consideró ayer esta medida una "grave irresponsabilidad" del tripartito, según la diputada Pilar Pifarré. El popular Josep Llobet anunció que su grupo preguntará a cuántos altos cargos afecta este decreto.

» Artículo publicado en El País.