febrero 07, 2007

DE LA AUTOIMAGEN


El progreso de las ciencias y de la filosofía han ido configurando la autoimagen que tenemos hoy de nostros mismos. Tanto la biología como la psicología como la antropología apuntan siempre en la misma dirección: los seres humanos no nos diferenciamos en los rasgos esenciales.


Las razas no existen como grupos heterogeneos sino en todo caso como un gradiente continuo y las culturas no vienen inscritas en el código genético, por mucho que algunos se empeñen en hablar de RH- y cabezas cudradas. De esta forma, la obsesión nacionalista por la diferencia y la homogeneidad intragrupo es algo que no tiene nada que ver con el marco epistémico moderno. Ya con la colonización española, los misioneros concluyeron que los indios eran seres humanos como los españoles, algo que nadie había dicho antes en Europa. Sin embargo, los partidos nacionalistas creen que a base de insistir podremos creernos que existe un destino mítico de los pueblos y que oponerse a ellos es faltar al destino. El problema es que con este planteamiento se conculcan los derechos individuales en favor de la homogeneización cultutral. Mi vivencia es la contraria, el destino lo hacemos los individuos y las sociedades y no está fijado de antemano ni consagrado por nadie. Pero claro, esto requiere encontrarse con el mundo desde la humildad.
E.S.

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