febrero 07, 2007

¿España? España es diferente

Pensábamos los españoles que a estas alturas del siglo XXI nos habíamos sacudido de encima el slogan “España es diferente” que de forma eufemística nos caracterizaba en la dictadura y que la apuesta por un Estado Democrático que contempla y respeta las peculiaridades, tanto del centro como de la periferia de nuestro país, nos había dado una respetable carta de presentación para la integración europea.

Una carta que de forma inequívoca - y ahora, a la vista de la rapiña interior estatutaria, también inocente- jugamos hasta el punto de apostarla por la construcción de la Unión Europea.

No podíamos sospechar que esa apuesta por la unidad democrática iban a echarla a perder nuestros políticos - haciendo caso omiso de la voluntad mayoritaria de los españoles expresada de forma pacífica en la calle y en las urnas a lo largo de todos estos años - con su política de divorcio irresponsable que deja caer sobre los españoles los platos rotos de sus mezquinas disputas por el poder.


Un divorcio entre ellos que pone en cuestión la unidad constitucional - garante de la igualdad de los derechos de la población española - cuando vacían el Estado de contenidos para repartirlos entre la clase política dominante de cada autonomía.

Un divorcio entre ellos y la ciudadanía cuando rompen el equilibrio nacional democrático y se adueñan de los territorios que representan con minorías clientelares a las que convencen con privilegios y adiestramiento identitario.

La clase política catalana nos precede en el dislate de la política divorcista que ha conseguido sacar adelante un estatuto rechazado por una parte de los que lo construyeron que votaron NO y por el 64% del censo electoral catalán, repartido entre el NO y la abstención; los constructores del estatuto que en la campaña para su refrendo pidieron el NO, ahora vuelven a formar parte del gobierno catalán y ya les parece bien, después de romper el primer tripartito por causa del NO, decir SI, mientras a la mayoría electoral catalana, la hacen comulgar con ruedas de molino.

La clase política andaluza está a punto de superar todo dislate sufrido en el pasado reciente, razonando de la siguiente manera: “Lo que es bueno para Cataluña es bueno para Andalucía” y toman como bueno el engendro estatutario catalán, rechazado por el 64 % de catalanes con opción de voto, para trasladarlo a Andalucía e iniciar el siguiente paso hacia el caos nacional.

Los ciudadanos españoles, en los últimos años, hemos salido varias veces al paso de las “mentiras históricas” y de la falta de criterio -honesta y favorable al ciudadano común- de la clase política: Nos hemos manifestado en la calle, de forma contundente (en cuanto al número) contra la guerra de Irak, cuya oposición nos dio la razón terrible y ampliamente demostrada, nos manifestamos en las urnas contra las mentiras aducidas por Aznar que nos llevó a una guerra que no quisimos y al engaño que quiso perpetrar, empeñado en que las secuelas de la guerra a la que se sumó recayeran en otros protagonistas, también adversos, pero no causantes del 11M.

Ahora nos toca salir al paso de la sinrazón estatutaria andaluza, que le cuesta al erario público (léase españoles todos) 30 millones de euros para dedicarlos a romper la convivencia que todos queremos solidaria y bien soldada y para la cuál empresa ya han puesto en marcha la maquinaria que hay que detener votando NO al estatuto andaluz.

Agrupación Digital de C´s (Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía)

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