febrero 04, 2008

Verdades, mentiras y estadísticas

Los sondeos de opinión política no acaban de acertar los resultados electorales. El 7 de enero las últimas encuestas de intención de voto con motivo de las elecciones primarias demócratas en New Hampshire, revelaban una diferencia de más de diez puntos entre Barack Obama y Hillary Clinton. El 8 de enero, días después de su inesperada derrota en Iowa y de nuevo contra lo pronosticado por las encuestas, Clinton se lleva la victoria. ¿Qué pasa con las encuestas, sondeos, barómetros de opinión? ¿Reflejan realmente la opinión de los votantes, siquiera aproximadamente? Podemos aprovechar la publicación del barómetro de opinión política de la Generalitat de Cataluña presentado en diciembre de 2007 como un ejemplo del cálculo estadístico, del tipo de difusión que los medios de comunicación hacen y de cuáles son sus consecuencias (cuando no sus objetivos, de forma indirecta).


Cocina

El cálculo y la previsión de resultados electorales por medio de encuestas, que para los bisoños son poco menos que oráculos incomprensibles, son en realidad un conjunto de procedimientos estadísticos entre los que se cuentan reglas matemáticas cuyo objetivo es determinar si los datos obtenidos son fiables y aproximarlos a la realidad para que lo sean. Una de esas reglas consiste en contrastar lo que en jerga estadística se llama “recuerdo de voto” con los datos reales de participación en unas elecciones. Se pregunta a los encuestados si en los últimos comicios votaron y a quién, se comparan esos datos con los datos de participación real y según la diferencia se aplica una regla matemática a todos los datos de la encuesta para “corregir” los resultados, puesto que los resultados de una encuesta con grandes desviaciones en el recuerdo de participación respecto a los datos reales no pueden considerarse fiables. Coloquialmente, se usa la palabra “cocinar” para referirse a estos reajustes o ponderaciones en los resultados de las encuestas.

Pongamos un ejemplo. De los datos recabados por el barómetro de opinión política de la Generalitat de diciembre de 2007, un 24,1% de los encuestados declararon recordar haber votado al PSC en las elecciones autonómicas de noviembre de 2006. Los resultados electorales directos (incluyendo la abstención) del PSC en aquellas elecciones fueron, en realidad, de un 15,0%. Para los casos en los que este contraste revela que la muestra aleatoria escogida para el estudio no se ajusta al conjunto de la sociedad, la ciencia estadística prevé una fórmula matemática de reajuste de todos los datos obtenidos con la encuesta, para que, por ejemplo, los datos sobre la intención de voto no dependan de a cuántos votantes del PSC o CiU se ha encuestado sino que sean una información más objetiva y ecuánime. El dato de participación real en noviembre de 2006 fue de un 56,67%. El 76,1% de los encuestados afirma recordar haber votado en esas elecciones. Cualquier persona con unos mínimos conocimientos de estadística sabe que una desviación de un 20% en el recuerdo de participación invalida la fiabilidad de los datos de la encuesta si no se llevan a cabo las correcciones matemáticas adecuadas. En conclusión, los datos del barómetro de la Generalitat publicados por la prensa son tan fiables y exactos matemáticamente como si los hubieran sacado de los bombos de la Bono-loto.

Mentir sin mentir

La negligencia en el “cocinado” de los resultados de este tipo de encuestas, además de influir en las sociedad a través de datos erróneos, deriva en sorpresas electorales como las de las primarias demócratas norteamericanas. ¿Simple negligencia? ¿Por qué ningún medio, ni tan siquiera los menos proclives al govern de la Generalitat, hace ninguna mención a que en el barómetro de la Generalitat los votos son directos y a que la encuesta no está ponderada? Al no experto en estadística, una vez iniciado en esta ciencia, las encuestas presentadas en bruto (es decir, sin tener en cuenta los parámetros explicados) más que oráculos le parecen claras componendas para la dirección partidista del voto de los ciudadanos.

La negligencia de los medios de comunicación, que no informan convenientemente porque en lugar de manejar de forma crítica los resultados de las encuestas se limitan a reproducirlos tal y como les son suministrados, manipula la opinión pública mintiendo sin mentir y dando noticias como: “C's está en el 1%”, sin especificar que se trata de voto directo, con un recuerdo de voto del 1% contra un 1,7% de voto real en el 2007, por ejemplo. La información suministrada no es veraz, y el sesgo resultante de los errores de la estadística no hace sino redundar en beneficio de los partidos grandes, en este caso en el PSC, casualmente, oh, el partido que dirige los destinos (y las encuestas) del gobierno de Cataluña. ¡Los ojos bien abiertos, ciudadanos!

María Cerezales
(Agrupación digital de C’s)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡En esta bitácora se aprenden cosas!

Anónimo dijo...

Alguien dijo, con mucha razón, que los sondeos fiables no se publican; se trata de información demasiado valiosa para que aparezca en los medios de comunicación

Anónimo dijo...

El tema muy interesante y la exposicióm muy clara. Gracias