Feria de Frankfurt: artículos en medios europeos (VI)
El martes se inaugura la Feria del Libro – con Cataluña como región cultural invitada. Pero todo el que escribe o emite allí en castellano, lo tiene mal. Por Reiner Wandler (08-10-2007).
Cristina Peri Rossi ya no entiende el mundo. La escritora uruguaya, luchadora por la democracia y los derechos civiles, tiene que ver ahora cómo pierde su encargo de participación en ciertos debates radiofónicos a causa de su idioma. Catalunya Radio, la radioemisora oficial de la región autonómica del noreste de España, la que rodea Barcelona, ha despedido a Peri Rossi. El motivo: en la radio utiliza sólo el idioma castellano, y no la lengua regional, el catalán.
En los últimos años, esto nunca fue un problema en dicha región bilingüe. Pero ahora el gobierno autonómico aprieta las clavijas de un nacionalismo radical. Todo el que no sepa hablar catalán representa un estorbo para ese gobierno, compuesto de socialistas, que también gobiernan en Madrid, postcomunistas, y ERC, el partido Ezquerra Republicana de Catalunya. “En las bases programáticas de la radio se establece que el catalán tiene prioridad, pero no que el castellano esté prohibido”, se queja Peri Rossi, con quien se han solidarizado centenares de intelectuales, escritores y profesores universitarios de todo el mundo. Entre ellos autores tan renombrados como el poeta Mario Benedetti, la editora Esther Tusquets o el filósofo Fernando Savater.
La autora Peri Rossi, que hace más de 30 años vive en Cataluña, y que en sus emisiones radiofónicas siempre ha defendido la cultura catalana, es la víctima más conocida de esta política, pero no es la única. “En Cataluña, mucha gente tiene miedo”, dice Peri Rossi, que conoce otros casos como el suyo. Con una diferencia: los afectados no lo dicen en público, por temor a perjudicar definitivamente su futuro profesional.
El gobierno residente en Barcelona vigila la pureza lingüística también entre los autores. Cataluña y su cultura es este año la región invitada en la Feria del Libro de Frankfurt. Se espera la asistencia de 103 escritores, 250 editoriales y 1.800 personas activas en la vida cultural. Pero todo esto adolece de un defecto de imagen: el que es catalán, pero escribe en castellano, no participa.
Josep Bargalló, director del Instituto Ramon Llull (IRL), una especie de Goethe-Institut catalán y responsable de esta presentación en la Feria del Libro, había previsto para estos otros autores un papel subordinado. Unos 30 autores se negaron a acudir en tales condiciones, entre ellos los escritores más famosos de Cataluña, como Eduardo Mendoza (“La ciudad de los prodigios”, “La elección de Mauricio”) y Carlos Ruiz Zafón (“La sombra del viento”, “Marina”).
La Feria del Libro ha sido víctima de un “secuestro político”, se queja Antoni Comas, presidente de la asociación de editores más importante de Cataluña. Al fin y al cabo, la elección de la cultura catalana “no se había decidido por su idioma, sino por la importancia sobresaliente de su industria editorial”. Más de un tercio de las editoriales españolas tiene su sede en Cataluña. La capital catalana, Barcelona, es junto a Madrid la sede editorial más importante de España. Y de las 260 editoriales catalanas que existen, la mayoría publica en ambas lenguas.
En el parlamento regional, en cambio, la coalición del gobierno y el partido también nacionalista de la oposición, CIU, bendicen la forma de proceder del IRL. “Las literaturas nacionales siempre excluyen a las demás”, defiende la diputada de ERC y escritora en catalán María Mercè Roca ese proceder. “Lo que eso oculta es una xenofobia cultural”, le opone el diputado Antonio Robles del partido antinacionalista Ciutadans: él afirma que “el bilingüismo es una de esas realidades vergonzosas que internamente se aceptan, porque no hay otro remedio. Pero les gusta ocultarlo al exterior.”
Y eso que en el fondo, los catalanes están en buena compañía. El filólogo Ramon Llull, el que da su nombre al Instituto de Cultura catalán, era personalmente un mestizo cultural. Además del catalán hablaba otros seis idiomas, y escribía en catalán, en castellano - y en árabe.
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