octubre 12, 2007

El porvenir del español

Mucha gente en el mundo es capaz de hablar inglés. El resto lo intenta. Gracias a ese resto, el idioma se ha convertido en una fuente de ingresos para los británicos comparable a las rentas del petróleo. Algo similar ocurre en Antigua o Quetzaltenango, ciudades guatemaltecas donde el negocio turístico se ha especializado, prácticamente, en cursos de lengua española para que los norteamericanos pronuncien correctamente «la lluvia en Sevilla es una maravilla». Solemos considerar las lenguas como cosa del espíritu y la cultura; sin embargo, hace ya algún tiempo que son poderosas materias primas para industrias propias de nuestros días.

El pasmoso desarrollo experimentado por los medios de comunicación en pocos años y las necesidades de entenderse en un mundo cada vez más internacionalizado, han dotado a algunos idiomas de unos valores económicos desconocidos hace un par de generaciones; viceversa, infinidad de actividades han visto como la lengua multiplicaba sus posibilidades mercantiles.


El español pertenece a este particular club de lenguas de importante valor y rentabilidad económicos. Es razonable suponer que las sociedades posindustriales, donde los servicios y las comunicaciones van incrementado su peso frente a las fuentes clásicas de producción, el valor económico de la lengua se multiplique. Cuando el académico Gregorio Salvador se refirió al español con la escueta definición «nuestro petróleo», estaba refiriéndose a un hecho evidente que otros autores fuera del ámbito hispanohablante también han sabido ver.

En un artículo publicado en la revista Time hace ahora tres años, Ronald Buchanan decía: «language is money», pero no refiriéndose al inglés sino al español como lengua ventajosa ante las perspectivas comerciales de Hispanoamérica, Brasil y los propios Estados Unidos.

En realidad, la formación de grandes dominios lingüísticos internacionales como puedan ser los que hoy representan el inglés, el francés o el español es una historia de necesidades y éxitos económicos, más que una manía de imponerse sobre hablantes reacios a integrarse en dichas comunidades... El español ofrece un capital interesante.

Si en su futuro europeo, empezando por España, se prevé nubosidad variable, en su futuro americano se prevén cielos más despejados, los previstos asimismo para su instalación internacional: en el año 2030, según el Británica World Data, el 7,5 por ciento de la población mundial podrá comunicarse en español, porcentaje muy superior al esperable para el francés (1,4 por ciento), el ruso (2,2 por ciento), el árabe (4,6 por ciento), el japonés (1,4 por ciento) o el alemán (1,2 por ciento). Como GLM (grupo de lengua materna), solo lo superará el chino. Esto tendrá importantes consecuencias económicas, algunas de las cuales ya se adivinan: en 1992 la publicidad de empresas privadas emitida en español, solo ella, generó unos beneficios mundiales de quince mil millones de dólares. Ese mismo año, en España, las industrias culturales asociadas a la lengua supusieron el 3 por ciento del PIB. La tendencia se ha incrementado: entre 1995 y 2004 el porcentaje del PIB vinculado a la lengua española - no solo en materia cultural - ha pasado en España del 14,2 por ciento al 15 por ciento.

En el sector industrial el coeficiente de lengua española ha pasado en el mismo periodo del 8,4 por ciento al 9,2 por ciento. La rama que más contribuye al incremento, no por casualidad, es la de servicios: publicidad, edición, administración, transportes y comunicaciones.

Sin embargo, las cifras españolas se quedan pequeñas si se comparan con las que ofrece Estados Unidos, que es un caso paradójico: siendo, por ahora, el quinto país en número de hispanohablantes casi todos capaces de expresarse igualmente - e incluso mejor - en inglés, triplica las ganancias peninsulares asociadas a la valoración económica de la lengua, que ascienden en Estados Unidos a algo más de trescientos mil millones de dólares...

Son estrategias de mercado a largo plazo: si las tendencias migratorias no varían radicalmente, se calcula que en el año 2050 Estados Unidos será el primer país hispanohablante del mundo, hecho este cuyas consecuencias son por ahora difíciles de imaginar...

Conviene entender dos hechos: primero, estamos en la hora industrial del español (en realidad, llevamos algún tiempo en ella pero toda insistencia en este hecho es poca); segundo, es importante que los centros de decisión política entiendan la circunstancia y, asimismo, entiendan que la lengua española, al aglutinar a una de las escasas comunidades lingüísticas multinacionales que hay en el mundo, supone un bien económico de primer orden - si no el primero de todos - para que los países hispanohablantes se integren exitosamente en la sociedad de la información y comunicación que se avecina; una sociedad que cada día tendrá más peso.

Del libro "El porvenir del español", de Juan Ramón Lodares (Taurus, 2005)

» Ver Homenaje a Juan Ramón Lodares en Cuaderno de Lengua
» Ver comunicado de C's con motivo de la fiesta nacional española

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ciutadans condena la exaltacion fascista

http://meneame.net/story/ciutadans-condena-exaltacion-fascista-quema-fotos-carod-ibarretxe-vale