abril 24, 2007

¿Dónde va el dinero de los españoles?


Si hacemos caso al cansino discurso del gobierno Zapatero sobre el “imparable crecimiento económico español”, corremos el riesgo de no percibir el movedizo mundo que subyace bajo un triunfalismo gubernamental fuera de toda pedagogía política y de la necesaria prudencia que aconsejan los análisis y cifras que apuntan en dirección contraria a las algaradas económicas con que Zapatero ameniza todos sus discursos y que se han hecho consigna de sus asesores para salir del paso de cualesquiera que sean los temas sobre los que se interpele al gobierno.


Una consigna que intercepta con la racionalización de la distribución de los recursos -inherente a la gestión de la administración pública - para convertirla en una consecuencia de la “bondad” del gobierno, empeñado éste en agobiarnos con un “buenismo” que delata el lado más oscuro y débil del entramado Zapatero contaminando la simple acción política que el ciudadano debe esperar del gobernante.

Tal es el aspecto con que se está difundiendo la ley de dependencia - arma arrojadiza en Cataluña, con la que ERC ha chantajeado a Montilla bajo los siguientes términos: Si insistes en que en la escuela catalana se impartan tres horas de castellano a la semana, te impugnamos la ley de dependencia – y que Amparo Valcárcel (directamente implicada en su elaboración) defiende así (León, 11/3/07): “El crecimiento económico que hemos conseguido nos permite emplear una gran cantidad de dinero en esta ley que acabamos de hacer, pensando sobre todo en las mujeres…” ( Intervención dedicada a agradecer el premio con que la agasajó la asociación de mujeres progresistas del Bierzo con motivo de la celebración del día internacional de la mujer trabajadora).

Son tan buenos los amigos y amigas de Zapatero y además les sobra el dinero (público) que se lo van a gastar en una ley de dependencia que “compense” a las mujeres (a algunas) de los esfuerzos que han realizado en los tiempos (toda la vida) en que no teníamos dinero, pero la ley no resuelve la necesidad – que queda descubierta – de construir una red de trabajo social bien remunerada, organizada, universalizada, profesionalizada y suficientemente dotada y protegida con la misma legalidad que el sistema sanitario para sustituir a la voluntariosa mujer de la familia, en la actualidad especie en extinción, que todavía se está ocupando del bienestar familiar, con una fecha de caducidad inversamente proporcional al aumento de la ancianidad de la población que dejará a no mucho tardar obsoleta la ley, en primer lugar porque en las familias ya no habrá mujeres que se puedan ocupar del desvalimiento familiar, pues ellas serán las desvalidas – sin generación de recambio – y en segundo lugar porque el crecimiento económico de Amparo Valcárcel se sostiene sobre bases perecederas a menos de medio plazo.

La ley de dependencia no es más que uno de los agujeros negros del crecimiento económico español que Zapatero explota hasta el agotamiento del interlocutor, omitiendo deliberadamente – por razón electoral – una situación de alto riesgo económico.

Un alto riesgo que se computa en la vida real - ajena a nuestros políticos - tan contundente como no paran de informar la Comisión Europea, el Instituto nacional de Estadística y otros cuando aseveran:

Que 1 de cada 5 españoles puede ser considerado pobre
Que el 20% de españoles vive bajo el umbral de la pobreza
Que el 40% de los hogares está endeudado y la deuda ha aumentado en 10 años un 48%
Que el mercado inmobiliario está sobrevalorado un 20% sobre su valor real
Que el 75% de la riqueza descansa sobre la propiedad de la vivienda, hipotecada al 40%

Los datos se complementan con un panorama en el que el 75% de los empleos de 2006 se crearon en sectores de escasa productividad: 33% construcción, 15% alquiler y compraventa de vivienda, 30% turismo y servicios domésticos, solo 5% industria.
Los extranjeros cubrieron más del 70% de este empleo y la riqueza generada se exportó a sus países de origen en una cantidad (para 2006) superior a 2.000 millones de euros.

Resultando que el crecimiento económico actual y en ligero descenso para los próximos años sigue un patrón económico en círculo que se cierra a sí mismo entre el consumo privado y la construcción.

Hasta cuando puede mantenerse este equilibrio que coexiste con el aumento continuado del déficit exterior, en la actualidad del 8,8% y una estimación de alcanzar en 2008 el 9,5% es una incógnita que despejará el futuro mientras que el presente nos muestra donde se va el dinero de los españoles a partir de unos ejemplos emblemáticos:

La deuda de la Administración Central ha alcanzado en 2006 la cifra de 302.888 millones de euros, el 31% del PIB (producto interior bruto) a la que hay que sumar 14.078 millones de las empresas públicas del estado, entre ellas AENA. El superavit del Estado que fue de 18.000 millones de euros se encarga de financiar el endeudamiento por lo que “reducir la deuda es fundamental para mejorar la inversión pública y afrontar el aumento del gasto social y sanitario derivados del envejecimiento”, razona Solbes.

La deuda de las comunidades Autónomas alcanzó (también para 2006) la cifra de 57.690 millones de euros que representan el 5,9% del PIB y se refieren a la administración de cada comunidad, universidades y organismos administrativos, siendo Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana las que acumularon el 60% del total de la deuda autonómica. La deuda de las Corporaciones locales alcanzó 27.461 millones de euros más 3.821 de sus respectivos organismos dependientes.

El plan de gastos de publicidad de la Administración Central para 2007 es de 268.082.143 euros distribuidos en 176 campañas. El gobierno autonómico de Madrid gasta en publicidad más de la mitad de lo que gasta el gobierno central. El ayuntamiento de Madrid ha gastado en publicidad destinada a ponderar y justificar las obras de la capital 1.000.000 de euros. El ayuntamiento de Barcelona gastó en 2006 11,8 millones de euros en anuncios institucionales. Utilizar el dinero público para hacer campaña electoral permanente y encubierta es una práctica habitual de los partidos políticos gobernantes en todo el territorio español.

El presidente del BBVA, Francisco González ingresó en 2006, 4,48 millones de euros por retribución fija, 5,29 millones de euros por “bonus” (pagas extras) y aumentó en 10 millones de euros su fondo de pensiones. El 40 % de los hogares españoles contribuye directamente y por obligaciones de sus deudas hipotecarias y/o otros préstamos a posibilitar estos ingresos y otros similares de los banqueros españoles.

Mientras aumentan los hogares endeudados por un mercado inmobiliario vergonzante -en cuanto a corrupción urbanística, sobrevaloración de la vivienda, fraude fiscal sistematizado...-, el grupo constructor ACS, cuyo presidente es Florentino Pérez, ha comprado el 25% de la empresa constructora HOCHTIEF, tercera empresa mundial por facturación, ofreciendo al español “pasmado” la siguiente contingencia:

HOCHTIEF, fundada en 1873 tiene en 2006 un volumen de negocio (facturación) de 15.500 millones de euros que se han traducido en 89 millones de beneficio neto que se prevé elevar a 100 para el año 2007.

ACS, que comienza su actividad en 1983 tiene un volumen de negocio algo inferior a HOCHTIEF, pero en 2006 ha logrado 1250 millones de euros de beneficio neto - 14 veces más que la firma alemana -.

Al dinero de los españoles del siglo XXI le iría bien un estribillo similar al de la canción que el pueblo madrileño popularizó para lamentar el destino del rey que enviudó prematuramente de su amada Mª de las Mercedes : Donde vas Alfonso XII, donde vas triste de tí. Lo mismo pasa con el dinero de los que tienen que trabajar para ganarlo.

Carmen C.

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