marzo 10, 2007

Ciudadano... desde la izquierda

Para muchos de los que hemos encontrado en Ciutadans nuestro ámbito de acción política, el compromiso es , ante todo, ético. Por encima de la tradicional ubicación izquierda-derecha, a muchos nos ha empujado, por un lado, la claudicación de la izquierda ante propuestas que se alejan radicalmente de la lucha por la igualdad entre los ciudadanos y por otra la persistencia de la derecha española en su conservadurismo clerical y en su nulo sentido de Estado.

Los que venimos de la izquierda hace ya tiempo que estábamos escamados con los coqueteos ideológicos relativistas de los partidos a los que votábamos. En España esta claro que esta degeneración ideológica relativista se ha plasmado fundamentalmente en la aceptación por parte de la izquierda de la subordinación de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos españoles a los derechos de supuestas naciones “oprimidas” y “colonizadas” por un ente imperialista llamado España, dando la casualidad además que estas naciones oprimidas eran las regiones más ricas del país. Y lo tremendo para nosotros era contemplar como la izquierda se entregaba de forma alegre, acrítica e irresponsable a estos delirios.


Si mucha gente nos rebelábamos contra estos tópicos “progresistas” era justamente por que nos sentíamos más próximos a los planteamientos de izquierda, dentro de la tradición liberal y socialdemócrata europea.

Dejo de lado a la izquierda de tradición comunista, hoy en España representada por IU y sus franquicias autonómicas, de la que personalmente nunca me sentí próximo y cuyo oportunismo y blandenguería intelectual están expresivamente representados por personajes como Madrazo, Saura & wife, Llamazares…etc.

Que la izquierda española, y especialmente la catalana con su rocambolesca experiencia del Tripartit 1.0 haya pasteleado con el dogma nacionalista relegando el sagrado principio de soberanía del pueblo plasmado en nuestra Constitución de 1.978, transigiendo con la concepción mítica nacionalista de pueblo (ver el preámbulo del Estatuto aprobado por el PSC en el Parlament en Septiembre de 2.005), nos hizo a muchos decir : ¡BASTA YA!. La decepción ante esta claudicación estuvo en el origen de Ciutadans per Catalunya y la lucidez y valentía de aquellos intelectuales catalanes procedentes de la izquierda que se atrevieron a hablar claro fue la señal , para muchos de nosotros, de que había otra posibilidad de hacer política: progresista , laica y que pusiese por delante de todo los valores de ciudadanía de nuestra tradición ilustrada occidental enterrando , de una puñetera vez, a “els segadors” predemocráticos.

Para esta concepción de la política los ciudadanos no tenemos otro compromiso que la defensa mutua de nuestros derechos y libertades. Los ciudadanos discutimos y deliberamos y eso se traduce en una ley justa que impide que unos dominen sobre los otros. Son los principios en los que se han basado las revoluciones democráticas en todo el mundo. El socialismo democrático de origen europeo era una profundización de estos principios, una extensión de los mismos a las más amplias capas de la población. Pues bien, cuando la deliberación entre ciudadanos en un Estado democrático, es sustituida por la negociación entre “pueblos” se ha quebrado esta idea de justicia y de democracia. La izquierda habría dejado de atender a los intereses justos y dejaría paso a la dialéctica de intereses contrapuestos entre “pueblos” (naciones) con capacidad para imponer “sus” intereses por encima de los de la ciudadanía.

Pero ¿ Por qué una parte importante de la izquierda socialdemócrata ha asumido el lenguaje nacionalista, identitario y, peor aún, se cree su descripción de la realidad (patética Manuela de Madre defendiendo el bodrio estatutario en las Cortes)?
¿Por qué esta izquierda no ha sabido oponer a la idea metafísica de “nación de naciones” el contundente mensaje de que por encima de todo están los derechos de los ciudadanos iguales, sean de Montcada i Reixach o de Villanueva del Bierzo?
¿Por qué, es más ,no ha asumido con entusiasmo que en realidad la perspectiva es que los ciudadanos europeos tengamos los mismo derechos vivamos en Alcoi o en Estrasburgo…?

La izquierda socialdemócrata se ha envenenado del lenguaje multiculturalista e incluso se ha permitido perpetrar nuevas “realidades nacionales”: el espectáculo del Estatuto Andaluz es deprimente.

Que la izquierda socialdemócrata haya caído cautiva del endeble armazón intelectual y teórico del nacionalismo secesionista español da una idea de la enorme crisis en que está sumida.

Personalmente pienso que la división entre izquierda y derecha, cuyo origen se remonta a la Revolución Francesa, sigue siendo un lubricante necesario hoy en día para dinamizar la lucha social y política. Pero por encima de esto hay una idea que todo demócrata debe considerar irrenunciable: la idea de ciudadanía libre. Yo me siento más cerca de gente como Valentí Puig o Mario Vargas Llosa , que se dicen conservadores, que de gente autoproclamada de izquierda como Ignacio Ramonet o Rosa Regás: porque aquéllos no coquetean con las ideas fundamentales de ciudadanía y éstos coquetean con dictadores como Chaves o Castro.

Pienso, por último que Ciutadans es un partido necesario en el que nos hemos encontrado gente que hemos renegado de una izquierda entreguista y de una derecha irresponsable…de ahí muchas tensiones que se pueden manifestar en su seno. Pero en este momento Ciutadans es un partido imprescindible para que la ciudadanía española más lúcida se vea representada por un partido moderno, laico, con sentido común y con sentido de Estado. Queda mucho por hacer.

J.A.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dice Arcadi hoy en su blog:


"(...)No creo que haya muchos debates a la altura de lo que de un modo u otro, pero confluyendo, proponen Weigthman, Compagnon, Sebreli o Glucksmann. Es decir, hasta qué punto la perversión nacionalista, el irracionalismo artístico, la corrección política, la rebaja del mérito o el descrédito de lo real han desfigurado la herencia ilustrada. Y hasta qué punto puede pensarse con Compagnon que los herederos de la razón son hoy una suerte de peculiares antimodernos, donde se alojan muchos de los que a ti y a mí nos gustan, desde Orwell hasta Benda, sí, tú apreciadísimo Benda, al que Compagnon, tomando prestada la frase, define como «insoportable y sin (...)"

(Sigue...)

Anónimo dijo...

Magnífico artículo el de J.A.
Una forma perfecta de describir la realidad de Ciutadans.

Anónimo dijo...

Muy buen artículo, si señor.