La clase política y el estatuto andaluz
La aventura autonomista andaluza que le ha costado al erario público español 30 millones de euros, ha servido para demostrar una teoría que empezó a formularse a la par que la clase política iba tomando posiciones de poder partidista en los “reductos autonómicos”. La operación “Estatuto Andaluz” nos ha ofrecido un buen enunciado teórico: “El cretinismo de la clase política española no tiene techo”.
Nuestros políticos han ido, elección tras elección, destruyendo el buen uso de la participación ciudadana en las urnas, participación que ha ido a menos en la misma proporción en que ha ido a más la decepción política que han causado los “viejos zorros vitalicios” que en tantos años de repetir insidias han apartado a la ciudadanía de las urnas.
Ayer, En Andalucía se batió un record, tanto en desmotivación ciudadana como en cretinez argumental.
Una participación del 36,28 % del censo electoral andaluz repartida en 33,73% de SI, 9,4% de NO, 3,08 en blanco y 63,72% de abstención.
José Blanco, portavoz del PSOE dijo: “Es una abrumadora mayoría por el SI”, “…la ausencia de incertidumbre es lo que movió a la relajación electoral…” (en la exaltación de los patrioterismos locales diríase que Blanco ha ido directo al tópico: Si un gallego está situado en una escalera, no hay forma de saber si la está subiendo o bajando), le ayudó Chaves a precisar cuando dijo: “El estatuto tiene toda la legitimación de Andalucía por el SI abrumador cercano al 90%”; Allí donde cualquier lectura ve un lamentable 33,73% , el socialista Chaves ve un abrumador cercano al 90%.
El PP no ha sido menos clarividente que el PSOE, ahora, a toro pasado y tierra quemada dice: “No era una demanda de los ciudadanos” y he aquí como se enlazan los argumentos de una parte de la España autonomista, siguiendo con el PP: La noche electoral del estatuto catalán Rajoy dijo: “…el estatuto catalán no debía aplicarse porque con su alto abstencionismo, los catalanes habían demostrado que el cambio de las reglas de juego no era prioritario ni necesario”, ayer con menos participación ciudadana por el estatuto andaluz, el PP dice:” El estatuto que los andaluces refrendaron en las urnas es plenamente constitucional”…
¿Y que dicen los nacionalistas poco después de cerrar las urnas?: El PSC felicita a los andaluces por su magnífico nuevo estatuto, ERC e IC culpan al PP de estimular la inhibición de su electorado aunque opinan que no se atreverán a deslegitimarlo – como han hecho en Cataluña – después de apoyarlo, CIU le recuerda al PP su cinismo y sus palabras :”Una baja participación no quita validez a un referéndum”, los nacionalistas se muestran castigadores y dispuestos a celebrar la segunda nacionalidad histórica inventada por una minoría que impone con acritud sus programas a la mayoría silenciada.
Entre el despropósito dirigente, la cordura popular andaluza que tomó buena nota del barullo catalán y se abstuvo, una abstención inequívoca para cualquier democracia que quiera hacerse creíble y acepte el juego de las mayorías, no obstante nuestra clase política opta por obviar el juego democrático y sigue adelante con sus objetivos de poder exclusivo frente al poder de la mayoría, objetivos que por poner un ejemplo, el nuevo estatuto refrenda cuando blinda el Guadalquivir para moneda de cambio en futuras negociaciones con el Gobierno Central, moneda que se reserva el partido gobernante y que aparece así descrita: ”La comunidad andaluza adquiere la competencia exclusiva sobre las aguas de la cuenca del Guadalquivir que discurran por territorio andaluz”.
Se trata de que en Cataluña el PP tiene pocas expectativas de gobierno y se opone al estatuto porque no podrá intervenir en el poder que otorga a los gobernantes catalanes.
Se trata de que en Andalucía el PP tiene más expectativas de gobierno, luego apoya lo que impugna en Cataluña para el día en que desgaste lo suficiente al PSOE para arrebatarle el poder y poder presionar al Gobierno Central, si no es de su palo, ejerciendo el poder autonómico que le brinda el nuevo estatuto andaluz a la camarilla gobernante.
¿Los andaluces? A los andaluces les queda una tonada y su buen estribillo: “A los que mandan ve y dale un susto y di NO al estatuto” y su sentido común, que si hoy es abstencionista se hará participativo cuando la ciudadanía supere la dictadura de la clases políticas asentadas en el territorio español y consiga una representación popular digna de tal nombre que prime los intereses de los ciudadanos y defienda la voluntad mayoritaria de la población española, hoy y desde hace tiempo conculcada y suplantada por intereses partidistas.
Solo la ciudadanía tiene el poder del voto, para el cambio le falta el poder de la voz que aparecerá buscando complicidades en la ciudadanía, hay que inaugurar la era del post nacionalismo, contra toda clase de mentira y embaucamiento: Hagámonos ciudadanos de voz y voto, no comulguemos con las ruedas de molino de los actuales partidos políticos. Organicémonos contra la clase política institucionalizada.
Carmen C.
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