diciembre 08, 2007

Fachas

Resulta sorprendente que en Cataluña, un país tan progresista, haya tantísimos fachas. Algunos viven y trabajan allí. Algunos padecen una repentina metamorfosis justo en el momento de entrar en contacto con alguna parte del territorio.

Entre los primeros, Albert Boadella es el ejemplo paradigmático. Lleva más de 30 años descojonándose de las banderas, de las patrias, de los curas, de las vírgenes... En fin: en cualquier sitio sería considerado un bufón, un ácrata o ambas cosas. Pero en Cataluña es un facha.

Entre los segundos destaca Fernando Savater: de nada le sirve que lleve años escandalizando a curas y a patriotas. En cuanto pisa tierra catalana, nuestro Voltaire se transmuta en un facha.


Lo mismo le pasaría a un jacobino, si es que quedase alguno. Qué final tan triste: más de dos siglos cargando con el fanatismo de comecuras y de revolucionario para llegar a Cataluña y ser asimilado a un facha... Teniendo en cuanta nuestra originalidad, es perfectamente comprensible que cualquiera que se niegue a arrinconar toda diferencia en nombre del interés sagrado de la nación merece que se le tenga también por un facha. Y si además se atreve a pedir más horas de castellano en la escuela - ¡sin tan siquiera poner en cuestión la inmersión lingüística en catalán! – entonces es un facha de los gordos, comparable al que desaprueba que se multe a un bar por tener la carta únicamente en castellano o al que se la sudan las selecciones nacionales catalanas.

Con tantos fachas diferenciales – es decir: fachas que únicamente son considerados fachas en Cataluña – alguno podría pensar que Cataluña es un país de fachas. Afortunadamente no es así. Nuestra originalidad nos preserva de este mal. Aquí no se considera fachas a los que se envuelven en la bandera para esconder los errores y las miserias propias y colocan como núcleo único de la acción política la nación milenaria. Únicamente son fachas si la bandera es la constitucional española.

Afortunadamente, gracias a este hecho diferencial, Cataluña sigue siendo un gran baluarte progresista. Y ahora, con el tripartito, más que nunca.

Pere Rusiñol

(Artículo publicado en el suplemento en lengua catalana "Quadern" de El País el 6 de diciembre de 2007 - Traducción: J.A.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si uno que se comporta como un facha, le dice a otro que no es facha, que lo es y sin argumentos, entonces ya sabemos quién es el intolerante y enemigo de la libertad.
Solo hay una cosa que los hombres prefieren a la libertad, y es la esclavitud. (Dostoieski)