agosto 13, 2007

Libros ciudadanos para el verano (VII)

Título: Identidades proscritas
Autor : Juan Pablo Fusi
Edit. : Seix Barral



Crítica del libro por Jordi Canal:

En cada una de las ocasiones que me ha tocado explicar fuera de España, en actos académicos o en conversaciones privadas, la situación vivida en el País Vasco bajo la presión del terrorismo de ETA y del nacionalismo radical, siempre alguno de los auditores ha mostrado sorpresa o desconcierto ante el acoso a los no nacionalistas y, especialmente, ante un par de temas: la vida cotidiana bajo protección o extrema vigilancia y la existencia de refugiados políticos o exiliados vascos repartidos por toda la geografía española y en el extranjero. Todos ellos son víctimas de la sinrazón terrorista de los nacionalistas radicales: los cargos políticos que no pueden salir a la calle sin escolta, los comerciantes extorsionados, los periodistas e intelectuales que viven bajo amenaza, los policías que se ven en la obligación de vivir en las provincias limítrofes o los profesores que, por seguridad, han debido abandonar su trabajo en las universidades del País Vasco y aceptar puestos en otras universidades españolas, francesas o norteamericanas. La lista de hombres y mujeres afectados podría ser larguísima. Constituyen una porción del iceberg del conflicto vasco que demasiado frecuentemente olvidamos; forman parte, al fin y al cabo, de esa mitad no nacionalista de la sociedad que el estruendo nacionalista relega a un segundo plano de la actualidad.


A lo largo del pasado año aparecieron en España algunos libros, pertenecientes a géneros bien distintos, que permiten entender algo mejor el conflicto vasco en el último cuarto de siglo y, en particular, la cuestión de las víctimas del acoso y la violencia del nacionalismo étnico y terrorista. Tres de estas obras, en concreto, merecen aquí un comentario: Porque tengo hijos, de Rosa Díez; Los peces de la amargura, de Fernando Aramburu, e Identidades proscritas, de Juan Pablo Fusi. En la primera, Rosa Díez reúne artículos, elaborados entre 1996 y 2006, sobre los avatares de la política vasca. Se trata de textos lúcidos, valientes y comprometidos, que nos recuerdan permanentemente qué hizo cada cual en cada momento, ya sean los cachorros fanáticos del nacionalismo pro-etarra, los peneuvistas situados bajo el signo del egoísmo o bien sus propios correligionarios socialistas vascos, inmersos en una vía democráticamente suicida. La lectura de este libro, que ya fue comentado por Félix Ovejero en septiembre de 2006 en las páginas de Letras Libres, ofrece nuevas razones para admirar a Rosa Díez a todos aquellos que ya lo hacíamos en su condición de política, activista y resistente. El escritor Fernando Aramburu, por su parte, nos ofrece, en Los peces de la amargura, un maravilloso y punzante conjunto de relatos que contienen fragmentos de vidas condicionadas, marcadas o truncadas por la espiral del fanatismo. Emoción, algo de impotencia y mucho de revuelta emergen necesariamente en la lectura de estas narraciones. Razón tiene Fernando Savater cuando afirma que, exceptuando las novelas de Raúl Guerra Garrido, hasta este libro “las víctimas del terrorismo no habían encontrado un reconocimiento artístico de su humilde calvario a la altura exigible” (“Víctimas”, El País, 9 de diciembre 2006).

En el tercero de los libros, Identidades proscritas. El no nacionalismo en las sociedades nacionalistas, del historiador Juan Pablo Fusi, solamente un capítulo está dedicado al País Vasco. No obstante, estamos antes unas páginas que permiten entender cabalmente la problemática del no nacionalismo en sociedades, como la vasca, condicionadas por el nacionalismo, y, al mismo tiempo, ubicar esta problemática en un marco internacional. Los nacionalismos y, específicamente, la cuestión nacional en España ya han centrado bastantes libros de este autor: El problema vasco en la II República (1979), El País Vasco. Pluralismo y nacionalidad (1984), España. Autonomías (1989), España. La evolución de la identidad nacional (2000) o La patria lejana. El nacionalismo en el siglo XX (2003). Este último, en concreto, constituye una suerte de contrapunto y complemento del que ahora ha llegado a las librerías. Mientras que La patria lejana pretendía ser una narración y una explicación de los acontecimientos y los procesos más importantes del siglo XX en los que el nacionalismo había tenido un papel destacado, en Identidades proscritas, por el contrario, se nos propone un estudio de las identidades y culturas políticas que coexisten con el nacionalismo en comunidades en las que éste tuvo o tiene una decisiva importancia. El no nacionalismo adquiere la misma sustantividad, como mínimo, en tanto que hecho social e histórico, que el nacionalismo. El olvido del no nacionalismo, como consecuencia de la atención preferente recibida por los nacionalismos, resulta de esta manera convenientemente reparado. Buen número de equívocos y apriorismos quedan en una posición ideal, si se añade algo de voluntad, para saltar por los aires.

Juan Pablo Fusi aborda en el libro un total de seis casos: los vascos, los angloirlandeses, los judíos, los sudafricanos, los escoceses y los canadienses. No se ha pretendido pergeñar, como reconoce el autor, una obra enciclopédica. Estoy convencido, a pesar de ello, de que el tratamiento del caso catalán hubiera enriquecido, a nivel problemático, más que en el de los simples contenidos, la ya densa perspectiva ofrecida. Como quiera que sea, Identidades proscritas permite comprender muchísimas cosas: la condición de nacionalidad escindida del País Vasco, la trascendencia de la creación del nacionalismo vasco y la presencia central de lo vascoespañol; la invención por parte del nacionalismo radical, a fines del siglo XIX, de una nación irlandesa únicamente católica y gaélica, que excluiría tanto al Ulster como a los angloprotestantes del sur (piénsese, por ejemplo, en literatos como George Bernard Shaw, Samuel Beckett u Oscar Wilde); la decisiva trascendencia del judaísmo no sionista; la importancia de los liberales y comunistas no nacionalistas, al lado, está claro, del Congreso Nacional Africano, en la construcción de la actual Sudáfrica, multirracial y democrática; la coexistencia de una fuerte identidad escocesa, nacional si se quiere, y un débil nacionalismo escocés; y, asimismo, el papel básico que han tenido Quebec –una región mucho más plural, tanto a nivel religioso como lingüístico y a nivel de población, de lo que a veces se nos presenta– y los quebequenses en la construcción del Canadá contemporáneo. Hombres y mujeres, acontecimientos y procesos pueblan estas doctas, a la par que amenas, páginas. El no nacionalismo, que no debe confundirse con el antinacionalismo –aunque los nacionalistas crean, en su obnubilación, lo contrario–, puede llegar a convertirse en una forma de identidad comunitaria. Nacionalismo y no nacionalismo son, como bien sostiene Fusi, manifestaciones distintas de la identidad, la vida colectiva y la política. Ni naturales ni predeterminadas: constituyen, simplemente, fenómenos propios de las sociedades plurales. Toda una lección. Estamos, en definitiva, ante un libro excelente e imprescindible en nuestra todavía bastante confusa España de hoy.

» Libros de Juan Pablo Fusi

No hay comentarios: