julio 02, 2007

El segundo paso de la ciudadanía

Una alternativa que surge hace dos años en Cataluña y se materializa un año después en un partido político de ámbito nacional, contra el secuestro de la democracia por los partidos mayoritarios y los nacionalismos periféricos, empeñados en convertirla en un “corralito” particular en el que no entran los intereses de los ciudadanos ni contempla la resolución de sus problemas, no puede cohesionarse en tan poco tiempo; precisa de un obligado primer paso de afirmación y conocimiento entre impulsores y seguidores, entre los aspirantes a liderar la acción política -previo consenso- entre las bases y los referentes que éstos eligen para transmitir el proyecto que se propone a la ciudadanía.

Si se añade la hostilidad con que la clase política y mediática constituida reaccionó desde su aparición en el terreno del juego político, la dificultad adquirió proporciones desmedidas que han amenazado la viabilidad de la alternativa ciudadana.


El segundo paso que Ciudadanos tenía que dar para consolidar su espacio político y la concreción del ideario con el que se presenta a la ciudadanía, ha coincidido con el segundo Congreso que se celebró en Barcelona el 30 de junio y 1 de julio pasados.

El Congreso se abrió lastrado por una deficiente gestión interna que los congresistas reprobaron y con una lucha de poder que empezó a gestarse después del triunfo electoral en las elecciones autonómicas de Cataluña del 1 de noviembre de 2006 y que lanzó un órdago de recambio de sus primeros dirigentes por la descalificación de los mismos.

A este órdago, los congresistas respondieron con una repulsa tan amplia como el apoyo que otorgaron a su primer presidente al que arroparon para que siga al frente del partido con un equipo de trabajo cohesionado y a la concreción del ideario fijando la denominación de centro izquierda para el partido ciudadano.

A los acuerdos de mínimos que el Congreso fundacional aprobó el año pasado para iniciar su andadura, apremiado por las inminentes elecciones catalanas a las que el nuevo partido concurrió, le ha sucedido un Congreso de afirmación que cierra un periodo de dificultades necesarias para la clarificación política anclada por su ideario en el centro izquierda, acogedor de posturas ideológicas liberales y progresistas a la vez que excluyentes para las posturas extremas que han fracasado en el Congreso.

Libres del peso de la indefinición ideológica y de los grupos de presión interna escorados a los extremos, Ciudadanos- Partido de la Ciudadanía se presenta como la alternativa a la degeneración democrática que los ciudadanos estamos sufriendo a cargo de los políticos profesionales asentados en los poderes del Estado para su perpetuación personal y olvidados del compromiso de conducir y velar por los intereses ciudadanos, suplantados éstos por los delirios nacionalistas que acosan y vacían los presupuestos de igualdad ciudadana que nos otorga a todos la Constitución española. Los ciudadanos deciden.

Carmen C.

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