Pardillos
Si echamos un vistazo a la prensa y escuchamos de pasada los noticiarios por radio o TV, es fácil llegar a la conclusión de que el mundo de la política ha perdido la cabeza y con ella el sentido de la medida que se desliza entre acusaciones de la oposición al gobierno de entreguismo a ETA, llamamientos a la ciudadanía a la rebelión cívica, desencuentro total entre todos y cada uno de los campos en los que se juega el destino colectivo de los españoles; no obstante el espectáculo denigrante que se ofrece a nuestros ojos y oídos sería equivocado sacar la conclusión de que la clase política española ha perdido la cabeza.
Porque no es locura lo que afecta a nuestros políticos, ni siquiera delirio como diagnosticó Antonio Muñoz Molina hace unas semanas en un excelente artículo que publicó en El País, no lo es porque ambas patologías se desarrollan en el individuo sin que medie su voluntad y evolucionan en el terreno de la inconsciencia mientras que los políticos son conscientes de lo que dicen y hacen y tienen la pretensión de que su voluntad la comparta la población a la que se dirigen y haga suya la parcial y miópica visión de la realidad que le presentan.
A la luz de tantos despropósitos como cometen los políticos españoles en todas las versiones del poder que gestionan - autonomías, municipios, gobierno de la nación, oposición, nacionalismos centralistas y periféricos…- podemos decir que lo que han perdido es la perspectiva política y la perspectiva histórica.
Pierden la perspectiva política cuando los responsables del gobierno dialogan unilateralmente con Batasuna - brazo desarmado de ETA – sin el consenso ni la participación del PP en las conversaciones para el fin de ETA; pierden la perspectiva cuando la oposición hace del terrorismo un frente para desgastar al gobierno y se apropia de la “marca España” hasta límites impúdicos de uso partidista de la bandera nacional y del himno que así usados excluyen a una buena parte de la población española que no quiere verse representada por ellos en tanto en cuánto sean signos identitarios de la derecha y la ultraderecha española.
Pierden la perspectiva histórica cuando se pelean, se enfrentan y se disputan el dudoso honor de intervenir en la defensa de los recursos energéticos de España, mientras los ciudadanos estamos viendo como el capitalismo mundial – representado en su versión europea por ENEL y en su versión americana por E.ON – es el único interlocutor del futuro energético español.
Hemos hablado tanto de globalización que el capitalismo ha quedado fuera del debate, para alegría de los socialistas que no cuestionan el modelo económico capitalista - responsable directo e indirecto de los conflictos laborales de la bahía de Cádiz, entre otros desafueros aún más graves, nacionales e internacionales – y se conforman con gestionar de forma dogmática e irresponsable El Estado, como si éste fuera patrimonio del PSOE.
Tan cortos de vista y tan pardillos nuestros políticos que no ven el hartazgo de la ciudadanía a la que afrentan repetidamente cuando ignoran lo que expresa en la calle y en su creciente absentismo a las urnas y lo interpretan sesgando los resultados y minimizando el mensaje de la cada vez más alta abstención con interpretaciones aberrantes, con discusiones de patio de colegio, con pataleos en las instituciones de gobierno, mientras pasan los días y no se pone solución a la vivienda, ni a la corrupción del ladrillo que hoy puja en la guerra de las eléctricas, ni se dan pasos para consolidar un futuro energético acorde con las necesidades de los ciudadanos y el deterioro se abre camino en el tejido social, cada día más insolidario y por lo mismo más frágil.
Carmen C.
2 comentarios:
Excelente artículo Carmen. Expresas a la perfección muchos de los cuestionamientos que a algunos nos llevaron a acercarnos al proyecto Ciutadans.
Por eso es importante también que en esta coyuntura actual de irresponsabilidad histórica de los partidos que representan el referente de la inmensa mayoría de los españoles, el mensaje de Ciutadans sea claro y contundente y que apele al sentido común. El ejemplo que hemos dado con las últimas movilizaciones del PP cotra el Gobierno, con dos comuinicados contradictorios seguidos, nos debe servir de escarmiento.
Sin duda avanzaremos en la medida que seamos capaces de reconocer los errores y aprendamos a estar oportunamente en el lugar oportuno, lo tenemos difícil pero el reto merece la pena, rescatar a España del idiotismo al que quieren llevarla todos los días los partidos consagrados no es poco. änimo. Carmen
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